A la hora de decidir comprar una vivienda es fundamental conocer con cuántos recursos se cuenta para financiar el valor restante.
En este proceso, las familias no solo buscan cumplir con la obligación financiera, sino también asegurarse de que la tasa de interés y los plazos de pago se ajusten a su realidad económica, evitando pagar de más y que el sueño se convierta en una pesadilla.
Sin embargo, con el paso de los años y las fluctuaciones de las tasas, lo que inicialmente era un anhelo, se ha convertido en un calvario para muchas familias. Aquellos hogares que optaron por financiar su vivienda a través de bancos se encontraron con tasas cercanas al 20 %, y para quienes eligieron créditos en Unidad de Valor Real (UVR), el martirio era aún mayor.
Con la moderación de la inflación, la banca optó por reducir sus tasas, brindando apoyo a los hogares que seguían luchando por comprar su vivienda. La apuesta: tasas cercanas al 10 % efectivo anual. En línea con esta tendencia, el Fondo Nacional del Ahorro (FNA) se sumó con tasas diferenciales, incentivando a los colombianos a depositar sus cesantías en la entidad, realizar ahorro voluntario o incluso favorecer a los jóvenes propietarios con una reducción de 0,5 puntos en la tasa de interés.
Pero su realidad está siendo diferente. Según testimonios de algunos propietarios, muchos de estos créditos comenzaron con la promesa de tener “las tasas más bajas del mercado, que bajarían o se mantendrían como las más bajas frente a otras”, según lo afirmaban los asesores del FNA. No obstante, esto estaba lejos de la realidad. Con esta garantía, los clientes apostaron todo para obtener su financiamiento.
Sin embargo, al momento del desembolso, la situación fue otra: la tasa resultó ser más alta de lo esperado e incluso que la banca tradicional. Otros han visto cómo, aunque han pagado por años la deuda, esta no baja. Como consecuencia, más de 10.100 personas se han volcado a las redes sociales para denunciar lo que consideran abusos por parte del FNA.