El escenario: ‘la unión hace la fuerza’
Este escenario es la mejor síntesis de lo que significa una paz sostenible y duradera. Es un propósito irrenunciable, y que hoy, está vigente.
Hoy, más que nunca, la necesidad de acuerdos como nación es un imperativo. Existe en 1997 un antecedente de convocatoria plural, citado por empresarios, ejemplo de convivencia y construcción, en medio de la diversidad, el cual se denominó ‘Destino Colombia’ http://datateca.unad.edu.co/contenidos/10 2053/1020532015/destino_colombia.pdf. Acudió medio centenar de colombianos, representativo de nuestra diversidad. Académicos, campesinos, empresarios, alzados en armas, iglesia, indígenas, medios y militares trabajaron para identificar caminos alternativos para el país y las consecuencias de los mismos, para la solución, o no, del conflicto armado. Cuatro escenarios fueron construidos, en función de la profundización del conflicto, o de una solución negociada: ‘amanecerá y veremos’, ‘más vale pájaro en mano que ciento volando’, ‘todos a marchar’, y ‘la unión hace la fuerza’.
Significaban una visión prospectiva de Colombia, y en cada uno se encontraban alternativas y soluciones para la encrucijada que vive el país sobre el futuro del proceso de paz con las Farc.
En el escenario ‘la Unión hace la fuerza’, reconociendo la diversidad y las distintas formas de ver la vida, los colombianos generaban un punto de encuentro para hallar un camino y una visión común. Era el más exigente, pero el más promisorio como sociedad: “se lograron efectivos pactos de paz que ayudaron a asumir los retos de reconstrucción nacional y a responder al acumulado histórico de problemas agrarios, sociales y de organización institucional. Se fortaleció la democracia participativa y de solidaridad. Para los partidos y las organizaciones sociales fue claro que su supervivencia dependería de la capacidad para ajustar su paso y sus actividades a los de una ciudadanía activa, organizada y más educada.
Esa participación ciudadana en los asuntos públicos redujo las tensiones en las conversaciones del Gobierno con los movimientos armados y obtuvo acuerdos favorables para la población. Se multiplicaron las organizaciones sociales y de liderazgo cívico. Se fortalecieron los sindicatos, las agrupaciones de campesinos, indígenas y mujeres, las ONG y las asociaciones de empresarios. La dinámica impuesta por la presencia ciudadana, fundamentada y enriquecida por un proceso educativo integral, repercutió en la economía y generó un sistema mixto con peso dominante de la empresa privada y solidaria, y con una eficiente interacción del Estado para garantizar la mayor competencia, la competitividad, la redistribución y la equidad. El Estado, bajo la influencia de organizaciones civiles, garantizó y reglamentó la provisión eficiente de bienes y servicios, con énfasis en la educación, para los sectores sociales menos favorecidos. Estableció unas relaciones económicas y de participación entre el capital y el trabajo. Los acuerdos restablecieron la confianza y el país pudo aprovechar de forma eficiente y sostenible sus recursos naturales. Se logró un ajuste fiscal”.
Este escenario es la mejor síntesis de lo que significa una paz sostenible y duradera. Es un prepósito irrenunciable, y que hoy, más que nunca, está vigente. Los empresarios deben ser grandes líderes de dicha unión.
Rafael Aubad L
Presidente Proantioquia
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