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Ser ascendido no es una buena noticia para todos. Hay personas que no quieren asumir nuevos retos o sienten que no están del todo preparadas. Si es su caso, dígalo con confianza, pues la empresa, su jefe y usted lo agradecerán.
“Los empleados no están obligados a decir que sí a una promoción, lo que sí es importante es que sepan cómo argumentarlo, pues a veces esto puede afectar su estadía laboral de mediano o largo plazo”, indicó John Badel, gerente en Colombia de Lee Hecht Harrison.
Nadie está obligado a asumir un nuevo cargo si siente que no tiene la preparación, las habilidades y la motivación suficientes.
“No toda persona es ambiciosa y dispuesta a asumir retos mayores en su vida laboral, incluso cuando todo indica que podrían asumir ese reto con facilidad. Algunos empleados serán felices desempeñando el mismo cargo durante 18 años o más, pueden ser productivos en ese cargo y si se les promueve en contra de su voluntad, las cosas irán de mal en peor”, agregó Jairo Pinilla, director de Performia Colombia.
“Hay empresas más maduras que otras y que pueden entender esas decisiones, otras son más tradicionales y pueden pensar que una negativa a un mejor cargo se da porque la persona no tiene un alto compromiso, no le interesa, que carece de motivaciones o de expectativas en el futuro”, advirtió Badel.
Las motivaciones de un trabajador son muchas. Hay trabajadores que por razones personales no asumen un nuevo puesto, otros lo rechazan por su convicción o ética y también están las justificaciones que comprometen los resultados y habilidades futuras del candidato. Así se podrían mencionar casos como los de un profesional susceptible a manejar clientes enojados, una enfermera muy sensible para cuidar niños heridos o una persona con poca perseverancia para manejar negocios a largo plazo.