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Después de varias semanas de expectativa, la agencia Moody’s optó por mantenerle la calificación crediticia a Colombia, pero bajó su perspectiva de estable a negativa.
Con esto, quedó en el punto medio frente a sus pares: mientras que S&P le recortó la nota al país en diciembre, hasta ahora Fitch no la ha cambiado y tiene el ‘outlook’ estable.
En la práctica, Moody’s está advirtiendo sobre varios factores que, si no se corrigen, pueden desembocar en la baja de la nota de la deuda del país.
Según la calificadora, el cambio en la perspectiva tuvo que ver con la “expectativa de un menor ritmo de la consolidación fiscal y un debilitamiento de las métricas fiscales de Colombia”.
Si bien espera que el déficit baje de 3,6 a 3,3% del PIB, dijo que le preocupa que un crecimiento bajo y menos ingresos fiscales afecten la consolidación en este frente.
A esto, añadió el “riesgo de que el próximo gobierno tenga un mandato débil que le impida adoptar medidas fiscales adicionales para preservar la fortaleza fiscal de Colombia”.
Confía en que habrá continuidad en las políticas, pero señala que la polarización política puede afectar la capacidad que tendrá la nueva administración para sacar adelante reformas fiscales que, entre otros temas, permitan ayudar a bajar la deuda.