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Una vez que el viernes pasado Estados Unidos ejecutó su salida del acuerdo INF con Rusia, el cual limitaba el armamento nuclear, se dio inicio a una nueva era en la que ambas potencias tendrían vía libre para incrementar su arsenal, reviviendo los temores a que se dé una auténtica carrera armamentística como ocurrió durante la Guerra Fría.
“Ahora que nos hemos retirado, el Departamento de Defensa continuará a pleno con el desarrollo de estos misiles convencionales para lanzamiento desde tierra, como una respuesta prudente a las acciones de Rusia”, dijo el jefe del Pentágono, Mark Esper.
Rusia, por su parte, acusó a Estados Unidos de haber cometido un error y de poner en riesgo la seguridad internacional y el sistema mundial de control de armamento.
“La denuncia del INF confirma que EE. UU. ha tomado el rumbo de destrucción de todos los acuerdos internacionales que, por uno u otro motivo, ya no le convienen. Esto conducirá prácticamente al desmontaje del actual sistema de control de armamento”, aseguró en la nota del Gobierno.
El secretario general de la ONU, António Guterres, mostró su pesar por la medida de EE. UU. e instó a “buscar con urgencia un acuerdo sobre una base común para el control internacional de armas”.
Ante esto, Donald Trump aseguró que el verdadero objetivo es crear un pacto más amplio. “Realmente queremos incluir a China en algún momento. Eso sería algo grande para el mundo”, aseguró en su cuenta de Twitter.