Uno. Sigan creyendo que el petrismo está derrotado.
Ni el petrismo está derrotado, ni Gustavo Petro está derrotado ni el Pacto Histórico está derrotado.
Muy por el contrario. Tienen el Poder Ejecutivo nacional. Tienen la Presidencia de la República. El Presidente es comandante en jefe de la Fuerza Pública. Distribuyen las partidas del presupuesto nacional. Están haciendo política. Están decididos a no dejarse quitar el poder, tienen medios públicos de comunicación y transmiten los discursos del Presidente por todas partes cada vez que quieren.
Dos. Sigan fragmentando la oposición.
Suicida el camino de destrozarse a dentelladas entre candidatos y candidatas de la oposición. Por más que se odien entre las otras y los unos, y por más que sean rivales hoy, mañana se van a necesitar los votos de todos para ganar en segunda vuelta. Mesura. Serenidad. ¿No se han dado cuenta de quiénes son los verdaderos rivales por vencer?
Tres. Sigan reduciendo la acción política a los ya convencidos de votar por el cambio en el 2026.
Eso se llama llover sobre mojado. Eso activa la acción política y dinamiza algunos procesos, pero tienen que poner foco en los que no han querido votar, los que están indecisos y los que ya han votado por Petro, pero están arrepentidos.
Basten algunos ejemplos: jóvenes que votaron por Petro, pero repudian la corrupción de la UNGRD y lamentan las falsas promesas sobre el Icetex, y las familias que habían votado por Petro, pero se quedaron sin casa tras el desastre que hicieron en el Ministerio de Vivienda con Mi Casa Ya.
Cuatro. Sigan insultando a Petro como principal argumento de campaña.
¿Dónde está el gran proyecto de país que les van a proponer a los colombianos? ¿Para qué quieren ganar el poder? ¿Cuáles son las iniciativas con las que van a mejorar la vida de los colombianos de a pie?
Mucho insulto, poca propuesta. Mucha arenga, poco contenido. Mucha ira, pocos sueños.
Por más que se odien entre las otras y los unos, y por más que sean rivales hoy, mañana se van a necesitar los votos de todos para ganar en segunda vuelta. Mesura. Serenidad
Cinco. Sigan amarrados con las nostalgias del pasado.
La política tiene que inspirar de cara al futuro. Por más malo que muchos crean que ha sido el Gobierno, la gente no quiere retrocesos. ¿Cuál es ese nuevo país que nos debe movilizar, convocar, inspirar?
Seis. Sigan dejando para mañana lo que deben hacer hoy. Esto, señores y señoras, no es el año entrante. Es ya.
Cada voto deben comenzar a ganarlo hoy. Cada estructura electoral deben montarla ya. Petro ya está activando toda su maquinaria, y Benedetti, Roy, Quintero, Cepeda trabajan día y noche para su jefe único y para su proyecto político.
Siete. Sigan pensando que la crisis con Estados Unidos le hace daño a Petro.
Le hace daño a Colombia. Sin duda. Mucho daño. Muchísimo. Pero electoralmente al petrismo le favorece.
Victimiza al presidente Petro. Lo hace ver como el David colombianito que con coraje desafía al Goliat gringo, malquerido y poderoso.
Estimula el discurso nacionalista. Estimula movilizaciones ciudadanas. Estimula el populismo y la narrativa acerca del héroe que es capaz de cantarle la tabla a un mandamás del planeta. Profundiza la polarización que les brinda réditos electorales. Disimula fracasos de gestión con decibeles de discurso.
Lo que hemos visto en términos de discursos y movilizaciones es solo la cuota inicial de lo que se nos viene.
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Estas serán –ya son– unas elecciones brutales, violentas, interferidas desde los más altos círculos de poder, inundadas de dineros y fuerzas criminales, en un entorno de perturbación ciudadana, vandalismo e intimidaciones.
El único antídoto es un gran colectivo de unidad, amplio, eficaz, esperanzador, incluyente, contundente.
Ojalá no naufrague en este mar de vanidades y egoísmos. Como dice el grafiti... todos unidos o todos hundidos. Se les está haciendo tarde.
JUAN LOZANO