Dualidad entre números y letras

Hablaba yo ayer sobre la dualidad que existe en mi vida. Existe por un lado un cariño inmenso hacia los números, de ahí que uno de mis libros favoritos sea "Alex en el país de los números" del matemático Alex Bellos. Ahí se puede leer sobre la historia de las matemáticas, desde la creación del número cero hasta el cubo Rubik, pasando por teorías de probabilidad, estadística y hasta cómo nació el sudoku. Existe incluso un capítulo dedicado totalmente al número Pi, cosa que me asombra y a la cual me le arrodillo; es decir, crear un capítulo con todas las características de este número no puede sino hablar muy pero muy bien del número y, claro, también del autor, un empecinado amante de los números. Dentro de este campo de los números, para el día de hoy, diré que tuvimos ayer una subasta de Tes tasa fija en la que el gobierno colocó (o sea que obtuvo dinero) 550.000 millones de pesos, distribuidos en tres títulos: Mayos de 2022 al 7.69%, agostos de 2026 al 8.02% y septiembres de 2030 al 8.239%.

Siguiendo con esta dualidad, también mencionada en mis presentaciones como dicotomía, está ese cariño y esa inmensa coquetería con las letras. Ahí el universo, ni qué decirlo, es absolutamente inmenso. Están todos los libros, los buenos y los malos; me refiero a ambos porque ambos dejan algo, todos dejan algo. Siempre he dicho que, desde la revista Tú hasta Ulises, todo sirve. Si un libro es malo, aprendimos alguna palabra por lo menos. Toda esta dualidad la planteaba yo como la convivencia eterna entre el Word y el Excel. Aquí trato de crear un ambiente en el que ambas convivan, en el que los números y las letras estén por igual. Una sopa de letras y de números, con buen sazón y a buena temperatura, servida con elegancia y con un buen mantel.

¡Buena suerte para hoy!

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