Un estudio elaborado por Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial, calcula que con la llegada de la Cuarta Revolución Industrial, entre 2016 y el 2021 se habrán perdido siete millones de empleos en todo el mundo por no encajar en la automatización de diversos procesos y la transformación digital de las empresas.
La investigación predice el auge de soluciones en inteligencia artificial, robótica, nanotecnología e impresión 3D en las industrias y concluye que esta serie de avances provocarán que algunos empleos sean superfluos e innecesarios, pero al mismo tiempo abrirá la oportunidad a otra gran gama de puestos.
El estudio sostiene que los desarrollos tecnológicos traerán consigo la creación de al menos dos millones de empleos en áreas de computación, ingeniería, arquitectura y matemática. Y aunque para algunos se trata de una compensación, lo cierto es que las personas que perdieron sus empleos poco o nada tienen que ver con los nuevos puestos de trabajo generados.
En pocas palabras, oficios como el de los operadores de maquinaria, los supervisores de procesos manuales o los jardineros empiezan a quedar obsoletos ante el auge de las nuevas tecnologías.
En forma paralela, los niveles de desempleo en América Latina han empezado a subir al tiempo que el crecimiento económico se desacelera. La tasa de desempleo en 2019 cerró sobre el 8 por ciento en la región, con una enorme participación de los jóvenes de 3 a 1, mientras la economía habría crecido menos del 1 por ciento.
En ese panorama, Colombia no es la excepción y en el último informe registró un leve incremento en desocupación hasta completar una tasa de dos digitos sin mayores explicaciones.
Como todo en economía, las causas del desempleo tienen múltiples variables en su mayoría de corte socioeconómico y político. Sin embargo, no se puede desconocer el impacto de la Cuarta Revolución Industrial sobre la dinámica económica de los países, el cambio que genera en el mercado laboral desde la perspectiva de las especialidades y los retos que representa para el mundo académico.
En el país, es cada vez mayor la demanda de profesionales de ingeniería y expertos en desarrollo de software que resultan difíciles de conseguir. Se ha “canibalizado”, a través de mejores ofertas salariales, la búsqueda de estos talentos entre compañías nacionales y extranjeras en nuestro país, acortando los periodos de duración de los empleados en cada empresa, afectando negativamente sus procesos de gestión del conocimiento y, por supuesto, elevando el costo de cada profesional. Y es que según Fedesoft, en la actualidad hay en Colombia más de 30.000 plazas disponibles para ocupar en el mundo tecnológico. Las universidades pueden jugar un papel decisivo en este tema.
Si siguen incorporando a sus programas contenidos asociados con economía y transformación digital, liderazgo soportado en aprovechamiento de la tecnología, innovación para la solución de problemas socioeconómicos y un enfoque en las ingenierías, el país superará el déficit de profesionales en estos temas.
Educación que enseñe a pensar y resolver complejidades de la cotidianidad soportados en el uso de la tecnología es la clave para subirse al bus de la Cuarta Revolución Industrial.
Juan Manuel Ramírez
CEO de Innobrand
@egonomista.com