La gente y los curiosos se preguntan, con toda razón, por qué las bolsas mundiales están en alza en este momento, cuando escasamente comienza el levantamiento tímido de los confinamientos en varios países del mundo y las cifras de pandemia señalan que hay un traslado desde el viejo continente hacia el nuestro.
Incluso en países como Reino Unido, Francia y Rusia, los datos no son para nada favorables, pero las cifras de Estados Unidos (más de 20.000 nuevos casos por día y más de 110.000 muertos), Brasil, México, Perú y Chile en donde el problema es grave, comprueban que esa mutación territorial es muy clara y contundente.
Ni los economistas y expertos más calificados pueden explicar bien el interrogante y por el contrario muchos reconocen que no parece haber lógica válida pues solo con la vacuna habrá una salida real y así es mejor no aventurarse. Incluso hay científicos que advierten seria probabilidad que en los próximos otoño e invierno se de un rebrote. Eso introduce un elemento adicional de incertidumbre sobre el futuro.
A muchos economistas no les cae bien que se diga que la sicología es muy importante cuando de analizar las expectativas de los agentes económicas se trata.
Los tecnócratas se sienten agredidos cuando esto pasa porque creen con soberbia que
sus modelos tienen una capacidad de predicción que no tiene pérdida. Allá ellos, pero la realidad es que la confianza, que puede ser favorable o desfavorable (desconfianza) tiene cada día más importancia en las decisiones de quienes están en la ruleta bursátil.
Hace un mes, cuando el precio del petróleo se derrumbó a niveles sin precedentes, las bolsas cayeron estrepitosamente y luego con datos puntuales favorables sobre el desempleo en Estados Unidos y que el Banco Central de Europa aprobó plata a Montones para los miembros, las bolsas se fueron para arriba porque se inyectó la liquidez que tanto se necesita. Esos eventos ayudan, pero en unos días puede llegar otro acontecimiento que cambia la tendencia.
Hay otros más sofisticados que advierten de una recuperación en forma de V, U, o W y que “los mercados financieros descuentan lo que va a pasar en seis o 12 meses más, es decir, la cotización de hoy está valorando la economía del año que viene”. Puede ser o puede no ser.
Confianza y/o desconfianza. La caída bursátil de ahora fue la más rápida de la historia: 30% en solo tres semanas, cuando en la crisis de 2008 se demoró seis meses bajar en esa proporción. A lo mejor ahora está corrigiendo el exceso, baja brutal y subida fuerte.
Luego de la crisis de los años 30 del siglo pasado, un economista recordado ahora, John M. Keynes, dedicó buena parte de su obra a entender las crisis financieras y uno de sus elementos y acuñó el término “espíritus animales” para explicar el impacto del comportamiento humano, no siempre racional, como las inclinaciones, instintos, sentimientos y miedos, en la economía.
Es la sicología humana que cuenta en los movimientos de los mercados y que no es fácil saber con exactitud su ruta, muchas veces animal e irracional, que como el virus puede mutar de un momento a otro.
Mario Hernández
Empresario exportador
mariohernandez@mariohernandez.com