La prudencia es el faro
El repunte de la inflación, a 5,10% anual en agosto, ratifica de nuevo la importancia para el país
VIS Rural Foto: Luis Lizarazo ET
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Por cuarta vez en este año, la inflación tuvo en agosto un aumento, que en el octavo mes del año fue más acentuado que el de julio.
Según el Dane, la variación anual terminó el mes pasado en 5,10%, cifra que, si bien evidencia un descenso frente al 6,12% del mismo período del año pasado, muestra que este indicador, clave para el bolsillo de los hogares, se volvió a alejar del objetivo de convergencia al rango meta del Banco de la República, entre 2% y 4%.
Frente a julio, la inflación anual tuvo un aumento de 0,2 puntos porcentuales, es decir más del doble de los 0,08 puntos porcentuales de repunte de julio frente a junio.
En agosto, como lo previeron los analistas, las divisiones de gasto que jalonaron fueron los alimentos y bebidas no alcohólicas, con una contribución de 0,08 puntos porcentuales; restaurantes y hoteles (0,06 puntos porcentuales); así como los bienes y servicios diversos y el gasto en alojamiento y servicios públicos, cada uno con una contribución de 0,02 puntos porcentuales.
En los alimentos, los perecederos sintieron el impacto de los paros observados en julio y en algunos días de agosto, mientras que las tarifas de gas aumentaron (1%), en contraposición con las de la energía, donde hubo una buena noticia, al bajar su costo 1,61% en el mes.
A su turno, la fotografía anual de la inflación mostró que en agosto el grupo de alojamiento y servicios públicos puso 1,46 puntos porcentuales a la variación de 5,10%, seguido por los alimentos y los restaurantes y hoteles, que contribuyeron con 1,16 y 0,85 puntos porcentuales, respectivamente.
Tampoco hay que perder de vista el ligero repunte en la inflación básica, que en agosto evidenció algunas presiones de demanda en servicios como restaurantes y hoteles y en algunos bienes como los de aseo e higiene. Este resultado de 5,10% anual será una nueva prueba de fuego para la cautela del Banco de la República en la próxima reunión de política monetaria de finales de este mes, en la que tendrá que ponderar no sólo esta persistencia de las presiones en los precios de la canasta familiar, sino el frente externo y la crisis fiscal -con un monto del Presupuesto ya definido y álgidos debates de una reforma tributaria lesiva para el colombiano de a pie-.
A ello se unirá la mayor cercanía del inicio de la discusión del aumento del salario mínimo, punto sobre el cual el presidente Gustavo Petro ya ha anunciado que “despedirá el último año un buen decreto de elevación”.
Sobre este aspecto, en la última reunión en la que se mantuvo en 9,25% la tasa de intervención -a finales de julio-, el grupo mayoritario de codirectores dejó claro que un incremento sustancial para 2026 sería nuevamente un obstáculo para acercarse a la meta de inflación.
En medio de un contexto muy retador para controlar una inflación que no cede, desde el lado de los analistas se prevé que al cierre de año el indicador se mantendría por encima del umbral de 5% anual, una mala noticia para el bolsillo de los colombianos, en especial para los de bajos ingresos y la clase media.
Al igual que ocurrió con la elección del nuevo miembro de la Corte Constitucional en el Senado, el resultado de la inflación de agosto pone de presente la importancia institucional de la independencia de la junta directiva del banco central, cuya prudencia, así siga siendo blanco de los dardos presidenciales, debe seguir siendo el faro para encauzar un indicador ‘rebelde’ que todavía se resiste a volver al redil.
JAIME PUMAREJO HEINS
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