No se necesita ser un gran economista
Lo de la deuda y las condiciones de la gente es un asunto de corto plazo que no da espera.
Aclarando que el nivel de incertidumbre es muy alto por cuanto no se tiene una previsión ni siquiera aproximada de cuando acabará la acción brutal del coronavirus y menos acerca de la vacuna que termine definitivamente con la pesadilla, organismos como el FMI y el Banco Mundial han publicado sus previsiones económicas para este y el próximo año y el panorama, al menos en 2020 no es para nada alentador.
De acuerdo con esos estimativos, que repito parten del supuesto de que en algún momento cercano se controlará el problema con el asterisco de que “la magnitud y la rapidez de la paralización ha sido algo que nunca hemos experimentado en nuestras vidas” y en términos meramente económicos supera lo sucedido con la depresión de los años treinta del siglo pasado, con una gran diferencia que se expresa, en nada más y nada menos, en que ahora los muertos pasan de 130.000 en el mundo y nadie sabe cuantos más habrá, lo cual genera una gran zozobra y paranoia que retroalimenta el desastre.
Sin caer en el pesimismo, lo cual es razonablemente legítimo y justificable, muchos países del mundo están abocados a la ocurrencia de una crisis que involucra tres elementos: un problema sanitario de consecuencias impredecibles, una situación financiera de grandes proporciones y una caída de los precios de las materias primas como se está viendo en este momento con los precios del petróleo.
Volviendo a las previsiones, se estima que la economía mundial caiga 3% en este año de un 3% positivo que se pensaba hace solo unos meses, lo cual representa un negativo de seis puntos.
Luego, suponiendo que la pandemia termina en el segundo semestre de este año y que las políticas adoptadas sirven para evitar un quiebre generalizado de empresas, pérdidas demasiado grandes de empleo y tensiones financieras, el crecimiento del PIB mundial podría ascender a 5,1% en 2020, con lo que se queda por debajo de los valores de 2019.
Desafortunadamente, las previsiones pintan para América Latina un cuadro poco deseable: de un crecimiento de solo 0,1% en 2019 se pasará este año a un negativo de 5,1% y en el 2021 ese crecimiento solo alcanzaría un repunte d 3,4% muy por debajo de los países desarrollados y de Asia.
Esto es un llamado de atención grave para que la región comience a actuar frente a los organismos internacionales, pues se calcula que aunque todos los países aumentarán su deuda, nuestra región tendrá que pagar en dos años más de US$2,7 billones en deuda, lo cual es imposible en las condiciones actuales.
Así, América Latina sería la región que saldría peor librada de esta crisis, apreciación para la que no se necesita ser gran economista y sí recurrir al sentido común que se debe actuar con rapidez y con mucha claridad y decisión.
La pandemia por la que atraviesa el mundo cambiará muchas cosas de la sociedad de todas partes, ricos y pobres, pero esas transformaciones serán graduales y las liderarán los ricos.
Lo de la deuda y las condiciones de la gente es un asunto de corto plazo que no da espera.
Mario Hernández
Empresario exportador
mariohernandez@mariohernandez.co
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