Este 29 de julio, Santa Marta celebra cinco siglos de historia. Fundada en 1525 por Rodrigo de Bastidas, la ciudad más antigua de Colombia y la segunda de América del Sur conmemora su aniversario en medio de una agenda de transformación urbana, social y económica. Pero también lo hace enfrentando desafíos estructurales que han limitado su desarrollo y calidad de vida.
Este quinto centenario es, por tanto, una oportunidad para mirar hacia atrás el legado histórico, pero sobre todo para proyectar un futuro más equitativo, competitivo y sostenible. Con motivo de esta efeméride, el Gobierno Nacional y la Alcaldía Distrital han puesto en marcha un paquete de más de 100 proyectos de infraestructura con una inversión superior a los 1,2 billones de pesos.
El eje prioritario es el acceso al agua potable y alcantarillado, una deuda histórica con los samarios y un talón de Aquiles en el desarrollo urbano. Entre las obras más destacadas están el Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado, la rehabilitación de pozos subterráneos, la optimización del sistema El Curval y la construcción de plantas desalinizadoras en Taganga y el sur de la ciudad. Estas intervenciones buscan beneficiar a más de 500.000 personas y cerrar una brecha que ha limitado el desarrollo urbano y turístico de Santa Marta.
En el frente turístico, la ciudad trabaja para recibir a más de seis millones de visitantes en los próximos cuatro años. Para ello, se construyen seis nuevos muelles turísticos, se amplía el aeropuerto Simón Bolívar con una inversión de 81.000 millones de pesos y se promueve el ecoturismo en el Parque Tayrona y Minca.
También se proyecta una red de teleféricos, nuevos senderos ecológicos y la revitalización del centro histórico, con el objetivo de consolidar a Santa Marta como un destino turístico de mayor nivel.
Sin embargo, los retos siguen siendo enormes. Aunque la pobreza monetaria se redujo del 44,4 por ciento en 2022 al 37,9 por ciento en 2024, es la octava más alta entre las capitales del país que mide el Dane.
La tasa de desempleo entre marzo y mayo pasados registró un 8,3 por ciento- una caída de un punto porcentual frente al mismo período del 2024- pero la informalidad laboral se elevó y supera el 61,1 por ciento, lo que refleja una economía frágil y poco diversificada-. La capital del Magdalena necesita desarrollar vocaciones productivas alternativas que mitiguen la dependencia de los ingresos por vía de las actividades turísticas y que se conecten con apuestas regionales, por ejemplo, desde el sector agrícola.
Santa Marta llega a sus 500 años con una combinación de la urgencia de deudas sociales y urbanas pendientes y la esperanza de que este quinto centenario traiga una plataforma para despegar el desarrollo. El aniversario no debe ser solo una celebración simbólica, sino el punto de partida de una transformación real.
Este paquete billonario de obras y apuestas no solo deben empezar a rendir sus frutos pronto, sino también demandan un monitoreo constante de la ciudadanía sobre sus avances e hitos. Nacida entre el mar y la montaña, con una mezcla única de paisaje natural, presencia Tayrona e historia española, Santa Marta debe transitar un camino más despejado hacia una urbe más sostenible, más próspera y con mayor inclusión social y desarrollo urbano.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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