La ‘motolocalora’

La locomotora, la minero-energética, esa que venía financiando un tercio de los recursos fiscales del Estado, es decir, la mermelada –la que hay que repartir en toda la tostada–, más parece una ‘motoloca’ y mucha lora.

Loca, pues no tiene dirección ni un plan de ruta que todas las entidades del Estado, no solo el ministerio del ramo, deban seguir.

Pobre piloto, porque el Ministerio de Minas y Energía ha venido haciendo muchas cosas positivas, pero se gasta la energía tratando que las otras carteras relevantes (Ambiente, Interior, por ejemplo) se coordinen con el mismo curso de acción, y que las entidades de control (la Contraloría) hagan bien su trabajo (como la inspección efectiva de la corrupción), en lugar de intentar reestablecer, por la puerta de atrás, el sistema de controles previos que hace años el país superó.

Se la pasa también tratando de que no se desbarate el orden jurídico establecido. Qué tal el embeleco de una consulta popular en el municipio de Piedras, Tolima, a todas luces ilegal, basada en una pregunta que, tal como estuvo escrita, si alguien contestara afirmativamente habría que colgarlo, por bruto (aceptar los efectos nocivos que allí tendenciosamente se afirman), o por no leer bien (claro que eso le pasa hasta a algunos presidentes del honorable Congreso de la República). La política de Estado en manos de los municipios.

Así, seguro que haremos miles de kilómetros de carreteras.

Y mucha lora, porque las cifras de inversión que se citan son producto de decisiones tomadas hace tiempo, y que cuando se determinaron eran la culminación de años de evaluación y análisis. Los números de la producción resultan de la ejecución posterior de esas inversiones.

Será que las decisiones que se están tomando, generarán iguales aumentos de inversión que, a su vez, redunden en mejores cifras de producción?

Habrá que analizar datos de actividades precursoras de la producción, más que mirar la foto de lo que viene de atrás. Pero como de titulares vive el hombre, pues lora y lora, anda la locomotora.

Qué moto tan loca. Y cuánta lora.

Si pusiéramos el foco en la gestión y no en los anuncios, si el Estado tomara el asiento del piloto y le contara a la gente para dónde es que vamos, en lugar de dejarlo al libre albedrío de los muchos bien intencionados mandos medios de varios ministerios y de los tantos alcaldes de numerosos municipios.

Si algún director de orquesta le indicara a los violines, a las flautas y a los tambores cuál es la pieza que queremos tocar, y diera indicaciones sobre la velocidad y el ritmo a utilizar, y sobre cuándo debe entrar quién a hacer qué, tal vez si tuviéramos partitura y director, y no solo avisos del concierto. Quizá, podríamos invertir el orden de los factores, y pasar de ‘motolocalora’ a tener una verdadera locomotora.